lunes, 20 de febrero de 2012

MINICUENTOS


ANGELITOS
CUATRO ESQUINAS TIENE MI CAMA,
CUATRO ANGELITOS QUE ME LA GUARDAN,
PERO LO QUE ES PARA MI,
NO QUEDA SITIO NI EN LA ALMOHADA.
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EL SAPO QUE NO SE GUSTABA


Esto era un sapo que queria ser rana. Se miraba al espejo y decía:
                               - Caramba, no somos tan distintos, con un par de cambios...
Y se puso en manos del mejor cirujano plástico de su charca.
Tres meses y una buena ruina despues, se encontro con un amigo:
- ¡Hola Simón!
El amigo lo miro con extrañeza y desconfianza.
Y el sapo que quería ser rana no le dijo ni que sí, ni que no. Pero se fue más feliz que un ocho, porque su amigo no había visto al mirarlo el sapo que había sido hasta entonces.
_Solo me falta aprender a croar...  - Concluyó con optimismo.

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LA GRAN ESTRELLA
Hace mucho tiempo nacieron muchos puntitos con luces llamados estrellas. La más pequeña llamada Sol estaba muy triste porque todas se metían con ella por ser la más pequeña.

Pero la Luna, la más sabia, le dijo:

- Aunque seas la más pequeña tu luz es la más grande, y si consigues ser más madura brillaras aún más.

Y la estrella le hizo caso y desde aquel momento se fue haciendo más grande e iluminando más.

Desde aquello todas se dieron cuenta que lo más pequeño puede ser lo más grande

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RECUERDO


Recuerdo las tardes de invierno
cerca del fuego,
cuando el abuelo contaba cuentos;
su voz, su alegre mirada, sus gestos...
su anciano aliento

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EL ARBOL MAGICO

Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.
El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra, tan-ta-ta-chán, supercalifragilisticoespialidoso y muchas otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: “¡¡por favor, arbolito!!”, y entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía: “sigue haciendo magia”. Entonces el niño dijo “¡¡Gracias, arbolito!!”, y se encendió dentro del árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate.
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que “por favor” y “gracias”, son las palabras mágicas
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UNA PEQUEÑA FÁBULA
¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.
Franz kafka